Nicolás Copérnico
Nicolás Copérnico | |
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Información biográfica | |
Nombre completo | Nicolás Copérnico |
Nace | 19 de febrero de 1473 |
Muere | 24 de mayo de 1543 (70 años) |
Periodo de tiempo | Renacimiento (siglos XV-XVI)[1] |
Información política | |
Afiliaciones | Templarios (anteriormente)[2] |
Información out-universe | |
Aparece en |
- «Los Templarios querían que mantuviera ocultos los resultados de mis experimentos, y eso es algo que no voy a hacer.»
- ―Copérnico a Ezio Auditore[fte]
Nicolás Copérnico, en polaco Mikołaj Kopernik, en latín Nicolaus Copernicus (19 de febrero de 1473 – 24 de mayo de 1543) fue un matemático, astrónomo, jurista, físico, clérigo católico, gobernador, administrador, líder militar, diplomático y economista polaco que estudió la primera teoría heliocéntrica del sistema solar. Su libro, "De revolutionibus orbium coelestium" (De las revoluciones de las esferas celestes), es usualmente concebido como el punto inicial o fundador de la astronomía moderna, además de ser una pieza clave en lo que se llamó la Revolución Científica en la época del Renacimiento.
En 1500, Copérnico pasó su año de jubileo en Roma, donde se alió a los Templarios y acudió a los cónclaves del Vaticano, finalmente formando parte de la Corte de los Borgia. Sin embargo, las ideas propuestas por Copérnico lo alejaron cada vez más del dogmatismo católico, hasta que finalmente un agente de los Borgia ordenó la ejecución de Copérnico en el momento en que él daba un discurso en una plaza de Roma a un conjunto de ciudadanos, en el cual cuestionaba la afirmación religiosa de que la Tierra fuera el centro del universo. Los guardias, aunque intentaron atacarlo brutalmente, fueron vencidos por el Asesino Ezio Auditore da Firenze, que acudió en ayuda de Copérnico al darse cuenta de que Alejandro VI lo deseaba muerto.
Copérnico agradeció a Auditore, y le reveló que pensaba dejar la Orden Templaria, siendo escoltado por el Asesino hasta un refugio en las ruinas romanas adyacentes al Coliseo. Copérnico luego le pidió a Auditore que entregara cartas a sus colegas estudiosos en diferentes partes de Roma como medio preventivo a un posible ataque por parte del papado. Finalmente, Ezio logró matar al líder de la conspiración en contra del astrónomo, el Maestro del Sagrado Palacio, que había dado la orden de ejecución de Copérnico. Después de que Copérnico saliera de su escondrijo para estudiar un eclipse que se daría aquella tarde, los guardias romanos lo atacaron con brutalidad; sin embargo, Auditore logró salvarlo nuevamente. Copérnico le dijo a Auditore que sus descubrimientos habían aseverado que era más probable que el centro del universo fuera el sol, siendo precursor con este principio, de la teoría del heliocentrismo. Copérnico abandonó a los Templarios y regresó a la Prusia Real, dedicándose completamente a sus estudios. Finalmente, Nicolás Copérnico falleció el 24 de mayo de 1543, con 70 años de edad.
Contenido[mostrar] |
BiografíaEditar sección
Vida tempranaEditar sección
Nicolás Copérnico nació el 19 de febrero de 1473 en la ciudad de Toruń en la Prusia Real, como parte del reino de Polonia.[1]
Su padre fue un mercader proveniente de Cracovia, mientras que su madre era la hija de un adinerado mercader de Torún. Nicolás fue el más joven de cuatro hijos, siendo sus hermanos Andrés—quien estudió ley canónica agustiniana en Frombork— Bárbara—quien se convirtió en monja en un convento de Chelmno—y Katharina, quien contrajo matrimonio con el empresario y consejero de Torún Barthel Gertner, y tuvo cinco hijos, los cuales fueron cuidados por Nicolás tras su fallecimiento.[1]
Copérnico estudió en la Universidad de Cracovia desde 1491 a 1494 bajo las directrices del matemático Wojciech Brudzewski. Para 1496, había viajado a Italia y se había inscrito en la Universidad de Bolonia, donde estudió Derecho, Medicina, Griego, Filosofía, y trabajó como asistente del astrónomo Domenico da Novara.[1]
Descerción de la Orden Templaria (1500)Editar sección
- Copérnico: «¿Quién eres tú que defiende sin causa?»
- Auditore: «Alguien que cree en la libertad. Ezio Auditore da Firenze.»
- Copérnico: «Ezio. Me llaman Niccolò Copernico. He oído tu nombre muchas veces en la corte de los Borgia, pero ahora tengo prueba de que verdaderamente existes.»
- — Copérnico conoce a Ezio Auditore[fte.]
Para el año 1500, los progresos de Copérnico lo convirtieron en un fácil objetivo de interés para la Iglesia Católica en Roma. Tras ser investido como clérigo por el Papa Alejandro VI, pasó a integrar la corte pontificia por un breve periodo, compartiendo espacio con personajes importantes de la época, como Leonardo da Vinci.[1] Allí pasó a ser parte de, además, los círculos de la Orden Templaria, dirigida por el mismo Alejandro.[2]
A pesar de que Copérnico disfrutó de la ventaja y privilegios que le ofrecía el estar dentro de la orden, se vio interrumpido en sus esfuerzos científicos cuando, buscando probar una teoría astronómica de su concepción, los oficiales de la corte le pidieron personalmente que ocultara sus hallazgos del público. Copérnico, no obstante, ansiaba poder compartir sus descubrimientos con las personas, esperando que todos pudieran conocer lo que él había conocido, aún si esto contradecía los deseos de la iglesia.[2]
Después de negarse a satisfacer los deseos de las autoridades papales, Copérnico fue despedido periódicamente de la corte, y él prefirió distanciarse para no verse afectado por posibles represalias políticas.[2]
Sin embargo, no mucho después se propuso dar un discurso en un puesto de heraldos en la ciudad, donde compartió con el pueblo sus opiniones sobre el universo y su estructura, poniendo en duda la apreciación astronómica de Ptolomeo, y creyendo que una postura numérica en favor de las leyes de la Biblia solo suponían un conjunto de contradicciones, basándose en sus propios hallazgos.[2]
Cuando los guardias del papado comenzaron a aparecer en la plaza y fijaron su vista en Copérnico, el Asesino Ezio Auditore da Firenze, quien había podido escuchar parte de lo que decía el polaco, decidió actuar en defensa de Copérnico tras percatarse de que los soldados pensaban atacarlo.[2]
Los guardias avanzaron brutalmente hacia Copérnico; no obstante, Ezio Auditore logró matar a todos los soldados antes de que pudieran herirlo, también evitando ser herido. Copérnico agradeció a Auditore no mucho después, preguntándole quién era y por qué le defendía. El Asesino se presentó, y cuando Copérnico descubrió su identidad, afirmó que había escuchado repetidamente su nombre en bocas de funcionarios de la iglesia, pero que había dudado hasta entonces de su existencia. Auditore le preguntó que cómo el Vaticano lo había recibido bien y sin embargo los guardias de la ciudad intentaban matarle; Copérnico aclaró que, si bien él había sido un Templario, había abandonado la orden para bien porque sus miembros deseaban ocultar sus experimentos. Auditore le informó a Copérnico que los guardias no solo lo atacaban a él, sino a sus colegas científicos, hecho que sorprendió por su fuerza a Copérnico, y tras eso, el Asesino se propuso llevar al astrónomo a un escondite seguro.[2]
Auditore eventualmente condujo a Copérnico hasta un área recluida aledaña al Coliseo. Allí, Copérnico le preguntó a Auditore qué pasaría con sus colegas si estaban a la merced de los guardias; cuando el Asesino le preguntó si podía confiar en él, Copérnico contestó a su pregunta con una referencia filosófica al conocimiento y la ventaja que poseía el hombre ignorante con respecto al culto al no tener mayor complejidad en sus problemas. Auditore expresó su descontento con la actitud de Copérnico, pidiéndole que le ayudara en serio, y el astrónomo le pasó unas cartas para que se las entregase a sus colegas, en las que les informaba sobre la amenaza a la que estaban expuestos en Roma.[2]
En las noches siguientes, Ezio Auditore entregó las cartas de Copérnico a todos los eruditos que pudo encontrar en Roma, aunque al menos uno de ellos fue descubierto por guardias de los Borgia y asesinado.[2]
Durante la ausencia del Asesino, Copérnico aprovechó su punto de ventaja en aquel escondite en medio de Roma para deducir de entre la lista de Templarios que había conocido al hombre que le deseaba muerto. Finalmente, dedujo que había sido el oficial clérigo que conocía como el "Maestro del Sacro Palacio". Además de saber que había sido un fray dominico seleccionado para su puesto por el mismo Alejandro VI, Copérnico era consciente de que la principal función del hombre era encargarse de que la pureza de la religión cristiana perdurara en la población romana, y que siempre había exhibido su repudio hacia las investigaciones científicas del astrónomo prusiano, aprovechando así el distanciamiento de Copérnico de la Orden Templaria para llevar a cabo una represalia.[2]
Cuando Ezio Auditore regresó al escondrijo de Copérnico para informarle de que había logrado enviar todas las cartas, el erudito le habló de su conclusión, y le comentó que sería posible para él dar con el paradero del Maestro del Sacro Palacio si seguía a los cardenales, quienes solían frecuentarlo en reuniones formales, y que el mismo maestro recibía en persona a cada uno de ellos.[2]
La investigación de Auditore desveló un nuevo plan del Maestro para acabar con Copérnico y sus colegas: el hombre había despachado a varios agentes Templarios que buscarían a los científicos por toda la ciudad y les darían muertes sutiles. No obstante, Ezio pudo matar a todos los guardias a tiempo y regresar con Copérnico.[2]
Muerte del Maestro del Sacro PalacioEditar sección
- Copérnico: «No permitiré que su intimidación detenga mis investigaciones. Esta noche hay un eclipse, y tengo intención de reportarlo.»
- Auditore: «Pero el Maestro le desea muerto.»
- Copérnico: «Será mejor, pues, morir iluminado que vivir en ingnorancia.»
- Auditore: «El fin de él llegará mucho más pronto que el suyo.»
- ―Copérnico y Ezio Auditore [fuente]
Auditore llegó no mucho después al escondrijo de Copérnico y le avisó del peligro en que se encontraba, pues el Maestro del Sacro Palacio planeaba asesinarlo y había puesto todo en marcha para hacerlo. Copérnico, no obstante, permanecía fiel a su cruzada científica, y afirmó que esa noche habría un eclipse que él pensaba anotar a pesar de los intentos de sus enemigos por darle muerte. Auditore le prometió que no tendría problemas, y que él se encargaría de que pudiera terminar su experimento.[2]
En efecto, el Asesino buscó inmediatamente después al Maestro del Sacro Palacio y lo apuñaló con su Cuchilla Oculta. El Maestro, desangrando, miró a su homicida y le informó que había enviado sus mejores hombres tras Copérnico, habiendo conocido su ubicación, y que no podría salvarlo porque su fe era de naturaleza contraria a la voluntad de Dios.[2]
Los hombres del Maestro aparecieron en las ruinas aledañas al Coliseo, donde Copérnico se disponía a estudiar el eclipse. Sin embargo, Ezio Auditore logró matar a todos los soldados, salvando al astrónomo. Ambos hombres, después, dialogaron por un momento sobre el mundo y cuestionaron las doctrinas de la iglesia; Copérnico afirmó que el centro del universo podía ser el sol y no la Tierra, como lo sostenía el catolicismo, y criticó duramente la ideología y carrera del infame hijo de Alejandro VI, el Capitán General César Borgia. Auditore quedó admirado por las palabras de Copérnico y aceptó sus posiciones, dejándolo para que pudiera apreciar el suceso astronómico.[2]
Vida posteriorEditar sección
En el año 1501, Copérnico regresó a Polonia, donde fue denominado canónigo de la Catedral de Frauenburg, puesto obtenido con ayuda de su tío, Lucas Watzenrode. Aunque Copérnico también regresó a Italia para graduarse como Doctor en Derecho Canónico, eventualmente se reinstaló en su pueblo natal.[1]
En 1543[1] , tras terminar el libro que concibiría su teoría heliocéntrica, De revolutionibus orbium coelestium, Copérnico enfermó gravemente en el momento en que su obra era discutida y analizada por los principales hombres de la iglesia. Aunque terminó de publicarse antes de su muerte, el historiador Shaun Hastings aseveró que Copérnico falleció de la impresión mientras el primer ejemplar de su texto era puesto en sus manos.[2]
LegadoEditar sección
- «César se considera al centro del todo, pero se circunscribe en la periferia con el resto de nosotros. ¿Sabías que es más probable que el sol sea el centro del universo y no la Tierra? Veo los movimientos de la luna y las estrellas, y aun así solo puedo observar. Hay tanto que resulta desconocido para mí. Esta edad de la razón es el comienzo de un fin que temo nunca ver. Algún día, podremos influir en este mundo y aprovechar el poder de la voluntad humana para utilizar la luz e incluso viajar por los cielos. Pero estoy desorientándome de mi entorno, y antes que nada, debemos ver al sol rotando en el centro.»
- ―Copérnico a Ezio Auditore[fte]
La teoría concebida por Copérnico marcaría el punto de partida de la gran revolución científica que caracterizó el Renacimiento del siglo XVI, y que trascendería y se conviertiría en una corriente de pensamiento evolutivo que se daría hasta la llegada de la Revolución Industrial en el siglo XIX.[1]
El heliocentrismo, que si bien fue concebido basándose en las creencias de la época, ayudaría a los científicos de los siglos posteriores a distanciarse de las leyes ciegas de la fe, y ver la estructura de un sistema solar en el que los planetas orbitan una estrella y se alimentan de su energía, así como de una galaxia, compuesta de cúmulos de sistemas. Estos hallazgos provocaron con el tiempo que el catolicismo decayera, hasta que en los Tiempos Modernos, la Orden Templaria había dejado de visualizar a la religión como un punto que realmente significara ventajoso para sus proyectos.[2]
Personalidad y rasgosEditar sección
- «Algunos podrán recomendarles que se contenten con la explicación que hace Ptolomeo de los cielos. Sus argumentos matemáticos sobre las esferas alrededor de la Tierra… pero, ¿por qué hacen falta tantos números complicados? ¿Será tal vez para disfrazar una maraña de contradicciones? Debéis cuestionar la mala lógica, pues para eso vivimos, para hacer preguntas.»
- ―Copérnico en su discurso a los ciudadanos de Roma[fte]
Nicolás Copérnico fue sumamente fiel a sus estudios y a su inquietud de naturaleza científica[1] ; no obstante, compartía sus conocimientos con las personas y disfrutaba de ambientes donde todos pudieran aportar acerca de un tema de interés. A pesar de ser católico y haber ejercido funciones para el clero, actuaba guiado por el saber científico en todo momento, y esto fue lo que más le distanció de los Templarios y sus círculos hegemónicos.[2]
Cuando el Maestro del Sacro Palacio ordenó su muerte, Copérnico aceptó la ayuda de Ezio Auditore, a pesar de que era consciente de la grave infamia del Asesino y, no conforme aún, le pidió que alertara del peligro a sus colegas. Copérnico podía sacrificar la vida ante sus intereses académicos, como dejó claro a la hora de poder estudiar un eclipse a sabiendas del peligro de muerte en que se encontraba si se exponía de esa forma.[2]
Cuando Ezio Auditore respetó sus posiciones científicas, Copérnico se sintió cómodo con la situación y asistencia del hombre, y se despidió amable y desprendidamente.[2]
Entre otros aspectos de su personalidad, cabe destacar el compromiso que tenía hacia su familia: pues aceptó cuidar a los hijos de su hermana tras su fallecimiento, y asumió sus deberes de patria al letrarse y trabajar en Polonia y no en Italia.[1]
Entre bastidoresEditar sección
Nicolás Copérnico apareció por primera y única vez en el paquete descargable gratuito de misiones conocido como "The Copernicus Conspiracy", disponible solamente para la edición de PlayStation 3 del videojuego de 2010 Assassin's Creed: Brotherhood. El contenido descargable mostraba al protagonista del juego, Ezio Auditore da Firenze, defendiendo al astrónomo polaco de una conspiración en su contra emprendida por sus enemigos.
Debido a que en la vida real, Copérnico integró la Corte de los Borgia en el año 1500, Ubisoft aprovechó el escenario para realizar una historia original en el videojuego.
En la aplicación para Facebook Assassin's Creed: Project Legacy, Copérnico es mencionado brevemente.
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